Bueno, como la literatura tambien es arte al cual hay que tener aprecio os voy a dejar el primer capitulo de la historia de este señor, que es un personaje (mio por supuesto) de el mundo de Reinos Olvidados. Como decia, os dejo el primer capitulo y quiero que lo critiqueis a fondo y me digais si quereis que siga poniendo los siguientes (al fin y al cabo no os voy a hacer leer mas de la cuenta...xD) ya que se trata del trasfondo del personaje. Como punto y final antes de poner la historia dire que, para los que me conozcan, puede resultar raro que yo me haga un personaje elfo, pero que se eviten los comentarios xD...
Valthal Kilnore (Dragón Prudente)
Nací en Karis-hal, ciudad élfica cercana a los bosques del viento y a las grandes urbes humanas, en el seno de los Dhaerion, una familia humilde dedicada a las enseñanzas arcanas, formada por mí, mis padres y mi hermano pequeño Dhar.
Desde muy joven fui instruido en el arte de la magia, pero mi torpeza para entender esos complicados gestos y símbolos (que todavía hoy no soy capaz de ejecutar) me llevó a dar más de un dolor de cabeza a mis progenitores que, decepcionados, decidieron poner su empeño en mi hermano menor que parecía tener mas soltura en esos temas.
Capítulo 1 ‘De la instrucción a Dephias’
No tardaron demasiado en alistarme en la guardia de la ciudad conocida como los Kilnore (Dragones Prudentes), donde fui maltratado y humillado por los de mayor rango, que me mandaban los trabajos más sucios solo por ser el ‘novato que no consiguió aprender la primera escuela de magia’.
Por suerte esa situación solo se prolongó unos 40 años, tiempo durante el que además de limpiar suelos llenos de sangre seca y remendar la ropa rota de los otros guardias, también pude aprender a manejar las armas que mis congéneres utilizaban diariamente.
Se me asignó a proteger la puerta de Dephias, ‘la puerta tranquila’, al sur de la ciudad. Era una salida de la ciudad que llevaba a las montañas Lejanas bastante cutre comparada con la puerta principal en la que el trabajo consistía en procurar que ningún animal perdido del bosque que lindaba con la misma empalizada se colase en nuestros dominios. Vigilaba con un chico que debía tener mi edad, y, dado lo amplia que era nuestra jornada de guardia (por no hablar del aburrimiento que pasábamos), hicimos buena amistad. Se llamaba Lath.
Matábamos las horas de guardia hablando de lo imbéciles que éramos por no poder entender la esencia arcana como todos los demás pero eso nos parecía divertido (de verdad debíamos ser imbéciles), imaginábamos como seria nuestra vida si fuésemos grandes héroes, ganando batallas y buscando tesoros en vez de estar en, probablemente, el lugar mas aburrido del mundo, hasta que un día la tranquila puerta de Dephias dejó de dar honor a su nombre.
Una banda de unos 6 trasgos se acercó por el camino de entre los árboles hacia nosotros gritando y gruñendo hasta quedar a una distancia de unos 15 metros, donde se pararon sin dejar de armar jaleo. No dudamos un segundo, descolgamos nuestros arcos y las flechas cortaron el viento, no pensábamos dejarlos con vida. Una vez abatidos la mitad de ellos, huyeron. ¿Qué pretendían? La respuesta fue rápida, ¡esas alimañas nos estaban distrayendo! Sin que hubiésemos tenido oportunidad de percibirlos, dos criaturas emergieron de la maleza, una por cada lado, pero estas eran más grandes y fuertes. A penas tuve tiempo de desviar con el arco el golpe que me propinó esa bestia con su hacha, escuché crujir la madera y mi arma quedó partida en dos mitades. Maldije y desenfundé mi espada larga al tiempo que propinaba un torpe ataque que la criatura esquivó sin problema, seguidamente me consiguió derribar de un golpe en la cabeza con el escudo cuyas púas me arañaron la cara estando a punto de sacarme un ojo e hicieron saltar mi yelmo. Desde el suelo esquivé su siguiente acometida con un ágil giro del cuerpo y aprovechando la ventaja que me dio su postura rebané su brazo mientras la criatura caía sobre mi totalmente abatida. Pude ver como el atacante que hostigaba a Lath corría una suerte parecida y una vez pensamos que el peligro había pasado escuchamos el cuerno de la puerta norte, necesitaban ayuda. Lath corrió hacia allí, yo me quité el pesado cuerpo muerto de encima y me levanté un segundo antes de recordar los tres trasgos que habíamos dejado vivos a nuestras espaldas. Escuche un silbido… el funesto cantar de un virote… dulce música apagada por el sonido de los músculos de mi pierna derecha siendo perforados, otro se clavó en el suelo a mi lado y el siguiente rebotó en el escudo que aun llevaba a mis espaldas. Dando las gracias a Corellon por la suerte que había corrido me resguardé tras la empalizada de madera gateando. La ciudad estaba siendo asediada y un proyectil clavado en mi cuerpo era lo último que debía preocuparme. Empuñé mi espada y me protegí con el escudo, esas estúpidas criaturas no podían hacerme frente, no ahora, no después de haber pasado las penurias de la milicia. La paciencia fue mi mejor arma, tal como pensaba, cruzaron la puerta sin pensar en la posibilidad de que los estuviese esperando, sin problemas rebané la cabeza del primero que pasó desprevenido casi sin hacer fuerza, el siguiente intentó alcanzarme con una pequeña daga que a penas pareció tener la intención de herirme, paré la embestida del tercero con mi escudo y con un giro ataqué al que tenía delante, alcanzándole en el estómago, causando una herida limpia que le seccionó las tripas, las cuales se desparramaron mientras la criatura caía. Solo tuve que dejar que mi filo continuase su camino para encontrarse con el cuerpo del tercer trasgo, cuya sangre fue derramada junto con la de sus congéneres.
Una vez despachados los enemigos, hinqué la rodilla en el suelo entre jadeos, desclavé el virote de mi muslo con la esperanza de que la hemorragia parase pero estaba equivocado, sangraba y dolía mucho más. Cojeando y gateando después, me dirigí hacia la puerta mientras dejaba un rastro de sangre, los sanadores que atendían a los heridos por la refriega que al parecer se estaba desarrollando en la puerta no daban abasto. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué esta incursión? No tuve tiempo de buscar respuestas, todo se tornó oscuro…